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miércoles, 1 de mayo de 2013

Yo sé que aunque nuestros padres quieran ser los mejores deberían tener en cuentas los siguientes pasos que realmente le facilitarían la vida a cualquiera de ellos




PROPUESTA DE UNA HIJA ADOLESCENTE PARA QUE UN VARÓN PUEDA SER UN BUEN PADRE


¿En qué me equivoque? esta pregunta se la hacen la mayoría de los padres que se han esforzado por ser buenos padres, pero cada vez se dan cuenta que su hijo es más “rebelde”; se preguntan si hubieran podido hacerlo mejor.


Yo sé que aunque nuestros padres quieran ser los mejores deberían tener en cuentas los siguientes pasos que realmente le facilitarían la vida a cualquiera de ellos; son simples y sencillos no  requiere de mucho esfuerzo y sin duda  verán los resultados, reflejados en las caras de sus hijos.


1. Saque tiempo para su familia.


Así le demostrará a su hijo que es importante para usted, aunque muchos padres piensan que ya hacen mucho porque nos dan de comer y nos tienen viviendo en un buen lugar.


Muchos padres creen que alcahueteándolos todo lograra ser buenos en su labor de padres. Aun así no  dedican suficiente  tiempo  tal vez un padre puede pensar que usted se preocupa más por otras cosas como su trabajo, sus aficiones o sus amigos que por ellos.


¿Cuándo debe comenzar un padre a pasar tiempo con sus hijo?

El vínculo de la madre empieza desde que este está el bebé en la barriguita; a las dieciséis semanas, la criatura ya empieza a oír. En esta etapa el padre también puede iniciar su propia relación con el bebé, es en esos momentos cuando el calor de un padre nos hace saber que este es el mejor, y desde allí se empieza a armar comunicación para toda la vida para que cada dio de su larga vida junto a él. 

Los padres deben estar allí en nuestros problemas, en nuestras tristezas, en nuestros triunfos, en cada momento dándonos su apoyo y su amor…
 2. Los buenos padres saben comunicarse


Saber comunicarse con los hijos implica saber escucharlos y aprender a reaccionar  bien  ante lo que puedan decir.


Si sus hijos temen que usted pierda los estribos y los critique con severidad .no se sentirán con la seguridad de expresar lo que piensan y sienten, pero si los escucha calmado , les demostrara que se interesa de corazón por ellos y sera  mas probable  que se abran con usted.
 3. Discipline a  sus hijos con amor  y elogiemos


Cuando discipline a sus hijos debe hacerlo  porque los ama  y quiere que les vaya bien en la vida, no porque se siente decepcionado  o enfadado .disciplinar  también es aconsejarcorregir, educar  y castigar cuando sea necesario.

La disciplina surte un mejor ejemplo cuando el padre tiene la costumbre de resaltar las capacidades de sus hijos. los elogios enriquecen  el carácter del niño  pues hace que se sienta reconocido y valorado. si busca oportunidades  para elogiar a su hijo  los ayudara a elevar su autoestima  y les dará un incentivo para no dejar de  hacer lo que es correcto.


4. Ame y respete a su esposa

La forma de tratar un hombre a su esposa tendrá gran impacto en sus hijos “una de las mejores cosas que un padre puede hacer por sus hijos es respetar a su esposa”.” los padres que se respetan  y lo demuestran ante sus hijos  les brindan  un buen ambiente donde crecer”
 5 . Enséñeles con el ejemplo de amar a Dios


Los padres que aman sinceramente a dios  pueden dejar a sus hijos  un preciosicimo legado: una relación  intima con su padre celestial es obvio que ser padre va mas allá de los cinco temas tratados  y que por mas que uno se esfuerce es imposible ser un padre perfecto, claro que si aplica estos principios con amor  y equilibrio, seguro que podrá ser un buen padre.


 6. Demuéstrale lo mucho que le quieres.


Todos los padres quieren a sus hijos pero ¿se lo 

demuestran cada día?, ¿les dicen que ellos son lo 

más importante que tienen, lo mejor que les ha 

pasado en la vida? No es suficiente con atender 

cada una de sus necesidades: acudir a consolarlo 

siempre que llore, preocuparse por su sueño, por 

su alimentación; los cariños y los mimos también

 son imprescindibles.


Está demostrado; los padres que no escatiman besos y caricias tienen hijos más felices que se muestran cariñosos con los demás y son más pacientes con sus compañeros de juegos. Hacerles ver que nuestro amor es incondicional y que no está supeditado a las circunstancias, sus acciones o su manera de comportarse será vital también para el futuro. Sólo quien recibe amor es capaz de transmitirlo. No se van a malcriar porque reciban muchos mimos. Eso no implica que dejen de respetarse las normas de convivencia.


7.  Mantén un buen clima familiar.


Para los niños, sus padres son el punto de referencia que les proporciona seguridad y confianza. Aunque sean pequeños, perciben enseguida un ambiente tenso o violento. Es mejor evitar discusiones en su presencia, pero cuando sean inevitables, hay que explicarles, en la medida que puedan comprenderle, qué es lo que sucede. Si nos callamos, podrían pensar que ellos tienen la culpa.Si presencian frecuentes disputas entre sus padres, pueden asumir que la violencia es una fórmula válida para resolver las discrepancias.


8. Educa en la confianza y el diálogo.


Para que se sientan queridos y respetados, es imprescindible fomentar el diálogo.

 Una explicación adecuada a su edad, con actitud abierta y conciliadora, puede hacer milagros. Y, por supuesto, ¡nada de amenazas! 


Tampoco debemos prometer nada que luego no podamos cumplir; se sentirían engañados y su confianza en nosotros se vería seriamente dañada. Si, por ejemplo, nos ha surgido un problema y no podemos ir con ellos al cine, tal como les habíamos prometido, tendremos que aplazar lo  pero nunca anular esa promesa.


9.  Debes predicar con el ejemplo.


Existen muchos modos de decirles a nuestros hijos lo que deben o no deben hacer, pero, sin duda, ninguno tan eficaz como poner en práctica aquello que se predica. Es un proceso a largo plazo, porque los niños necesitan tiempo para comprender y asimilar cada actuación nuestra, pero dará excelentes resultados. No olvidemos que ellos nos observan constantemente y "toman nota". No está de más que, de vez en cuando, reflexionemos sobre nuestras reacciones y el modo de encarar los problemas.Los niños imitan los comportamientos de sus mayores, tanto los positivos como los negativos, por eso, delante de ellos, hay que poner especial cuidado en lo que se dice y cómo se dice.


9. Comparte con ellos el máximo de tiempo.


Hablar con ellos, contestar sus preguntas, enseñarles cosas nuevas, contarles cuentos, compartir sus juegos... es una excelente manera de acercarse a nuestros hijos y ayudarles a desarrollar sus capacidades. Cuanto más pequeño sea el crío, más fácil resulta establecer con él unas relaciones de amistad y confianza que sienten las bases de un futuro entendimiento óptimo. Por eso, tenemos que reservarles un huequecito diario, exclusivamente dedicado a ellos; sin duda, será tan gratificante para nuestros hijos como para nosotros.A ellos les da seguridad saber que siempre pueden contar con nosotros. Si a diario queda poco tiempo disponible, habrá que aprovechar al máximo los fines de semana.


10. Acepta a tu hijo tal y como es.


Cada crío posee una personalidad propia que hay que aprender a respetar. A veces los padres se sienten defraudados porque su hijo no parece mostrar esas cualidades que ellos ansiaban ver reflejadas en él; entonces se ponen nerviosos y experimentan una cierta sensación de rechazo, que llega a ser muy frustrante para todos. 


Pero el niño debe ser aceptado y querido tal y como es, sin tratar de cambiar sus aptitudes.No hay que crear demasiadas expectativas con respecto a los hijos ni hacer planes de futuro. Nuestros deseos no tienen por qué coincidir con sus preferencias.
11. Enséñale a valorar y respetar lo que le rodea.


Un niño es lo suficientemente inteligente como para asimilar a la perfección los hábitos que le enseñan sus padres. 


No es preciso mantener un ambiente de disciplina exagerada, sino una buena dosis de constancia y naturalidad. Si se le enseña a respetar las pequeñas cosas -ese jarrón de porcelana que podría romper y hacerse daño con él, por ejemplo-, irá aprendiendo a respetar su entorno y a las personas que le rodean.Muchos niños tienen tantos juguetes que acaban por no valorar ninguno.

 A menudo son los propios padres quienes, como respuesta a las carencias que ellos tuvieron, fomentan esa cultura de la abundancia.


 Lo ideal sería que poseyeran sólo aquellos juguetes con los que sean capaces de jugar y mantener cierto interés.Guardar algunos juguetes para más adelante puede ser una buena medida para que no se vea desbordado y aprenda a valorarlos.


12. Los castigos no le sirven para nada.


Los niños suelen recordar muy bien los castigos, pero olvidan qué hicieron para "merecerlos". 

Aunque estas pequeñas penalizaciones estén adecuadas a su edad, si se convierten en técnica educativa habitual, nuestros hijos pueden volverse increíblemente imaginativos. Disfrazarán sus actos negativos y tratarán de ocultarlos. Podemos ofrecerles una conducta aceptable con otras alternativas.


13. Prohíbele menos, elógiale más.


Para un crío es tremendamente estimulante saber que sus padres son conscientes de sus progresos y que además se sienten orgullosos de él. No hay que escatimar piropos cuando el caso lo requiera, sino decirle que lo está haciendo muy bien y que siga por ese camino. 


Reconocer y alabar es mucho mejor que lo que se suele hacer habitualmente: intervenir sólo para regañar.Siempre mencionamos sus pequeñas trastadas de cada día.

 ¿Por qué no hacemos lo contrario? Si, con un gesto cariñoso o un ratito de atención resaltamos todo lo positivo que nuestros hijos hayan realizado, obtendremos mejores resultados.

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