"No importa donde se nace, ni donde se muere, sino donde se lucha". Simón Bolívar.
El libertador de cinco naciones fue un guerrero de bayoneta y espada, el personaje de esta historia fue un luchador que uso la palabra, la comparación y el razonamiento para convencer a quienes eran dominados por la ignorancia en tierras de Antioquia, Valle de Cauca y Santander.
Mientras se vivían los horrores de la segunda guerra mundial y en Colombia se firma el tratado limítrofe con Venezuela y Alfonso López es reelegido presidente de Colombia, en una vereda del Guarne, Antioquia, cuyos habitantes sobrevivían del cultivo de la cabuya, un 6 de julio de 1945 nace un niño en una familia con 12 hijos cuyos padres le bautizaron con el nombre del dramaturgo ingles que escribió la novela El Retrato de Dorian Grey y el cuento El Príncipe feliz.
A Guarne se le reconoce como la “puerta de oriente”, se le conoció como “un real de minas”, población que se levantó al margen izquierdo de la quebrada La Mosca donde floreció un cacicazgo de origen guane, pobladores oriundos de Santander, que entraron por el río Nare; aunque el nombre pertenece a la jerga de los marineros, quien le puso el nombre se refería al clima de seda y tonificante con que goza esta población pegada al municipio de Rio Negro en Colombia.
Oscar Zapata Vanegas, un “charlatán de nacimiento” combinó el trabajo del fique con los cuadernos logrando terminar la primaria en una escuela radiofónica y con la palabra y el juego convirtiéndose desde muy joven miembro de la Acción Comunal, organización campesina, que en ese entonces, era la expresión para unir esfuerzos para arreglar caminos, abrir carreteras y construir escuelas.
Por la sociabilidad, servicio a las causas comunes, fue reclutado, con complacencia, por el párroco de la localidad para iniciar estudios de pre filosofía en el seminario de Cristo Sacerdote en Sonsón, Antioquia, una institución a donde llegaban jóvenes mayores de edad para iniciar el camino de la vocación sacerdotal como “una vocación tardía”.
En el seminario estableció empatía con un grupo de inquietos principiantes y con un profesor sacerdote que por razones no conocidas por los estudiantes, fue removido del cargo por el obispo de ese entonces, que ocasionalmente visitó pastoralmente el claustro, y luego de una celebración religiosa, los voceros de los seminaristas liderados por Zapata, interpelaron al prelado demandando justificaciones del repentino traslado del levita, petición que fue escuchada, mas no acogida por el pastor que, en uso al voto de obediencia, ordenó al rector del seminario, devolver al Oscar a la vereda, orden que se cumplió días después, generándose un retiro solidario inmediato de una decena de seminaristas.
Zapata regresó a Guarne a sus andanzas en la Acción Comunal. Transcurría 1970, año en que Misael Pastrana Borrero había asumido la presidencia de Colombia, mediante un dudoso conteo de votos. El presidente, para hacer una mayor presencia en el campo, fortaleció la Acción Comunal en todos los niveles a cuyos directivos reunió en las cabeceras de departamento. Oscar asistió con los demás directivos al encuentro en Medellín, y allí se encontró con el sacerdote que había sido retirado como profesor del seminario de vocaciones tardías, quien le animó a regresar al seminario, en donde tenía las puertas abiertas con la condición que le pidiera perdón al obispo por cuestionar en publico la decisión de trasladarlo. Zapata, a la luz del Vaticano II no encontró racionalidad, sino prepotencia en la actitud que estaba en contravía a la esencia del documento de Medellín proclamado y firmado por los prelados latinoamericanos, y prefirió continuar con el trabajo en la Acción Comunal, organismo desde el cual, pensaba, que se podía generar un proceso de concientización sobre las condiciones del mercadeo y producción del fique, así como lo hicieron en 1781 los comuneros del Guarne y los comuneros de las provincias de Guanentá y Socorro en Santander, Colombia.
A Guarne, llegó una beca a la Acción Comunal para estudiar cooperativismo y organizaciones sociales. La beca fue asignada a Oscar Zapata Vanegas, quien viajó por dos años a Buga-Valle del cauca, hasta 1973, tiempo usado para conocer la labor social y eclesial que lideraba el sacerdote jesuita Francisco Mejía en un Instituto de la localidad.
En los primeros años de la década del setenta del siglo XX, las iglesias y organizaciones de ayuda internacional de los países ricos en coherencia con el espíritu del vaticano II se volcaron en ayudas y financiación para proyectos de promoción y desarrollo en América Latina, y en Colombia, la Diócesis de Socorro y San Gil, fue una de las mas beneficiadas al contar con SEPAS-Secretariado de Pastoral Social- liderado por un sacerdote sociólogo visionario de nombre Ramón González Parra ( http://naurotorres.blogspot.com.co/2015/06/ramon-gonzalez-parra-gestor-de-un.html ), quien gesto todo un movimiento de liderato social con el cual potenció la creación de cooperativas en varias parroquias y apoyó a las creadas por el sacerdote Ángel Fidalgo Reyes Afanador. Fue en esa misma década que el presidente John F. Kennedy creó los cuerpos de paz, y a SEPAS llegaron tres americanos, dos mujeres y un varón, quien se interpeló ante la pobreza de las familias fiqueras y se dedicó a servir a los habitantes de las veredas de San Joaquín, Santander en coordinación con Sepas. Ese cuerpo de paz, que luego fue al seminario de la Ceja, fue ordenado posteriormente en Florián, su primera parroquia. Fue este sacerdote gringo quien escogió a los jóvenes campesinos, Luis Eduardo Torres Y Roberto Pineda y los envió a formarse en cooperativismo y organizaciones sociales al Instituto de Buga.
En el sur de Santander, en los corregimientos de Florián y la Belleza, pueblos con diferencias partidistas desde 1948, se venía desarrollando una cruzada de evangelización y promoción del cooperativismo liderada por los sacerdotes: Jaime Mitchell y Arnulfo Carreño como párrocos. Desde 1967 El Secretariado de Pastoral Social-SEPAS- venía gestando todo un movimiento de liderato social desde la educación y la organización campesina para conformar una cooperativa en cada parroquia. Los sacerdotes Carreño y Mitchell solicitaron apoyo al director de SEPAS y al director del Instituto de Buga, para rescatar a la incipiente cooperativa multiactiva de la Belleza de una liquidación.
El lazo para salvar la cooperativa del cierre definitivo, vino del apoyo unitario de esas dos instituciones, que enviaron a los jóvenes: Luis Eduardo Torres, Alfonso Navia, Oscar zapata y Luis Roberto Pineda, quienes se unieron a la cruzada en el mes de diciembre de 1973. El primero actuó como promotor social y cobrador de cartera, los dos siguientes como agentes de pastoral social, y el último como gerente de la cooperativa de la Belleza.
Y sacaron a flote la cooperativa. Los cuatro regresaron a Coopcetral liderada, en ese entonces, por el Señor Dario Benitez ( http://naurotorres.blogspot.com.co/2015/10/dario-benitez-el-autodidacta.html ) , Luis Eduardo y Roberto al departamento de auditoría y Oscar y Alfonso a fortalecer el departamento de educación de la misma central. El gestor de la recuperación de la cooperativa de la Belleza, el sacerdote Arnulfo Carreño fue traslado en 1980 a dirigir otra parroquia, pero antes de abandonar esa localidad, logro que el consejo de Administración nombrase como gerente a Oscar Zapata Vanegas quien la asumió en 1980 hasta el 1985 cuando regresa a San Gil a gerenciar a COESCOOP hasta 1991, y a partir de ese año regresa nuevamente a la Belleza a administrar por segunda vez a COOPBELL Lda. hasta el 2008 cuando cumplió edad de pensión por servicios prestados. Cuando recibió por segunda vez, la empresa tenía unos activos incipientes de cincuenta millones de pesos de propiedad de 170 asociados y la entregó con 500 millones en activos y 800 asociados en el año de su retiro.
“ Llorando a carcajadas”
Este es el nombre de un espacio que por una decena de años publicó Oscar Zapata Vanegas cada mes en el Periódico JOSE ANTONIO en la pagina 14 haciendo reír al lector con originales chistes, de los cuales se recuerdan:
_ Señor polvorero, si no puede dejar de fumar, fíjese donde bota las colillas. Las polvorearías son solo clandestinas hasta que explotan.
- El ginecólogo se parece al portero de una discoteca. Ambos trabajan donde los demás de divierten.
- El matrimonio es la unica cadena perpetua que se suspende por mala conducta.
- Hay maridos tan oprimidos en el hogar, que la única manera que pueden abrir la boca delante de la esposa es para bostezar.
- Aquel viudo era económico, que se casó con la hermana de su mujer para economizar suegra y decía que estaba de luto por una cuñada.
- Las convenciones políticas son como los matrimonios; todos saben que va a pasar.
- En la cárcel: el director reúne a todos los presos y les comunica; mañana viene el gobernador.
Magnifico, comenta uno de los presos- ya era tiempo que lo arrestaran.
- -El jefe a un empleado: “ siento mucho que se vaya a jubilar, Ramírez. Será muy difícil conseguir otro que trabaje por el mismo sueldo”.
En la primera etapa de su estadía en la Belleza, le correspondió implementar cobros jurídicos a asociados que pensaban que como la cooperativa estaba estancada, podían quedarse con los prestamos. En una ocasión, y como era usual en ese entonces en esa región, el gerente debía andar con revolver al cinto; debió acompañar al juez y al secuestre para el remate de un predio en la vereda Sinagoga en tierra caliente. Luego de seis horas de camino, la comisión llegó al predio sin encontrar a nadie en el rancho; entonces el secuestre, señor Rolfe Marín y el gerente se fueron a establecer linderos; habían caminado unos cien metros cuando un campesino saltó del matorral al camino con pistola en mano, y en la otra, dos proveedores; Oscar, con la tranquilidad de lechuga que lo ha acompañado, en vez de asustarse ante el requerimiento del labriego que gritó primero muerto que dejarme quitar la finca”, se acercó al asustado propietario dándole la mano con un saludo solidario; y ante este gesto, el campesino tuvo que guardar los proveedores y pasar de la mano derecha a la izquierda el arma de fuego mientras la bajaba y respondió con una estrechada de manos el saludo del invasor, quien le explicó las razones de la visita y las posibilidades de pagar la deuda sin proceder al embargo. El labriego se sintió comprendido reaccionando amablemente con un suculento almuerzo e invitación a la comitiva a baño a la quebrada, convirtiéndose posteriormente en un activo asociado de la empresa cooperativa.
Y como dicen en Santander, “ a cada marrano le llega su día”. Oscar estuvo andaregueando por municipios de tres departamentos trabajando por la causa cooperativa, pero nunca soñó que en el pueblo donde logró su segunda experiencia laboral, iba a terminar atado a una mujer, precisamente que fue determinativa para su selección como gerente en dos ocasiones en el municipio de la Belleza.
Ella, una mujer prudente, pudorosa, tímida, trabajadora y con gusto para vestir, y él, un tipo desabrochado para hablar y vestir con una cara que al verla hasta el niño mas tímido, se ríe. Quienes bien conocen a Oscar siguen pensando que a él lo enamoraron, le propusieron, lo empujaron al altar y él, se dejó sin oponer resistencia pues encontró en él único amor la seguridad de una vejez acompañada inundada de amor, no solo de la profesora Exilda Pineda, sino de las dos hijas que se convirtieron en tres razones para continuar andaregueando a donde lo inviten para hablar de las bondades del sector cooperativo como un sistema solidario equitativo que convierte la igualdad de oportunidades en el principio fundamental.
Oscar Zapata con su labor como promotor del sector cooperativo es conocido por gerentes, directivos y asociados de las cooperativas que anidan en las poblaciones del sur de Santander, y aunque superan los 40 años viviendo en Santander, no cambia la arepa, ni los chorizos, ni el aguardiente por las costumbres de la tierra fría de Santander; y como todo montañero prefiere los riscos y las laderas que la urbe bogotana en donde la familia ha escogido el segundo hogar por aquello del trabajo y las atracciones de la capital.
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