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viernes, 2 de agosto de 2019

"el cartagueño de la sonrisa amable", OSCAR LEMUS LOPEZ



Nació en “la ciudad del sol más alegre de Colombia”, también conocida como la Villa de Robledo fundada en 1.540 a la que llegaron pequeños asentamientos de españoles animados por Jorge Robledo, un 15 de junio de 1.950 siendo el segundo en una familia valluna con 10 hijos, convirtiéndose en el primogénito al morir el hermano. La familia Lemus López, ante el recrudecimiento de la violencia bajo el gobierno de Laureano Gómez, y el surgimiento de las guerrillas liberales en los llanos orientales, decide abandonar Cartago desplazándose a Belén de los Andaquies, otrora tierras de los indígenas andakíes, diezmados en la época de la explotación del canelo, la quina y el caucho. Luego llegaron las etnias embera katios, los naza y los misak.



Oscar Lemus y la familia actual.

Tuvo 6 hermanas. Perdió a la progenitora, Rosa Emilia López en 1.999, y al padre, Carlos, en 2.007. Contrajo nupcias con una colega de la licenciatura, Luz Dary Serna, el 15 de julio de 1.975, y de esa unión nacieron 5 varones y una mujer.

Oscar tenia 7 años cuando sus padres compraron una tierra apta para la agricultura y posteriormente la venden para comprar una de mayor extensión apta para la ganadería. Hace la primaria en la vereda ganando beca para iniciar el bachillerato en la Escuela Industrial de Florencia donde cursó hasta 4º. Y junto con otros tres caquetenses, llegan a Zipaquirá a continuar estudios, gracias a una beca anunciada por el rector de la escuela Industrial de donde provenían. Él, en mecánica industrial. En esa travesía desde el Sur hasta los Andes la hizo en compañía de José Antonio Ospina y Jorge Segura.

En ese entonces, ir a estudiar lejos, era de persistentes y con resultados académicos satisfactorios. Oscar se graduó en 1.972 y en enero del siguiente año le vincularon como profesor “todero” empezando con el inglés, bajo la modalidad de “educación contratada” para zonas de misión bajo la regencia del Vicariato de Florencia, siendo nacionalizado en 1.980. Se retiró en el 2.015 luego de prestar servicio docente en más de un decenio de colegios en los que se desempeñó en lenguas, pues se licenció en Lingüística.  Actualmente vive en Neiva.
             La primera familia de Oscar Lemus. 

En breve entrevista con Lemus sobre la estadía en Zipaquirá, afloraron los recuerdos de lugares y circunstancias vividas en los años de internado en la ENSIN. La casa extensa de paredes gruesas y frías con ventanas y puertas de madera y duchas de donde caía el agua helada y semisolida al bañarse en las mañanas.  Esa vieja casona, fue el dormitorio de pocos por pocos dias  y para otros, por tres años.

La capital salinera esta a 2.650 metros sobre el nivel; estar en ella, recién llegado proveniente de tierras bajas, demandaba horas de descanso y adaptación porque era usual el “mal de altura” a quienes venían de tierras calientes raceras al nivel del más. En las madrugadas, el agua era tan fría y penetrante que calaba los huesos y producía dolor de cabeza al bañarse. Los internos aprendieron a bañarse las axilas, los pies y los rostros como hacen los gatos, si se bañan. De esa casona vieja y misteriosa los internos fueron trasladados al nuevo internado cerca a los comedores, otrora talleres de la empresa salinera. Y en ese traslado, el recordado catre de metal con malla que se doblaba con facilidad para cargarlo, como una tabla, terminó mojado con agua que tenía algún químico que dejó oxidado el camastro de rodachines.

Quienes vivimos de estudiantes internos junto con mas jóvenes, en ese entonces, se dormía en piltras con estructura de tubo y malla flexible. Catres que se quedaron con los primeros sueños eróticos de los estudiantes y amortiguaron las eyaculaciones de coitos soñados, y desvelos causados por los resultados académicos.
                          Oscar Lemus con la esposa actual

La cara de buena gente del caqueteño fue motivo para que la compañera Carmenza Poveda, esa niña con ojos de tomate chonto y tez de arepa de maíz cariseca de la especialidad de dibujo  que se casó estando estudiando, facilitara que la familia le arrendase una habitación en 1.971, año en el que se acabó el internado y a los becados les pagaban el auxilio del Estado, en efectivo, mes vencido, lo que facilitó que entre paisanos se organizasen para convivir en apartamentos o casas.

Los caqueteños andaban en manada. Ospina con su carita lampiña y caminadito de ganso era el mas exitoso en las conquistas en el Liceo. Jorge Segura, el ejemplar hermano indígena, se bebía hasta las tapas. Era de una personalidad misteriosa, un caminado de conejo y una cara aplanada que irradiaba suspenso. Lemus con su hablado valluno y su peinado de Elvis Presley con rostro de canelo era bien hablado y diplomático con las féminas.

Al preguntárselo a Oscar por los amigos que recuerda, disparó con una punto 30. A los hermanos Guarnizo, por lo rebuscadores e incorruptibles y por los dedos llagados por el trabajo que hacían en la planta de soda; a Mario Peluffo, por el intercambio de copas de aguardiente por clases de cálculo; a Pedro Guzmán, a quien apodaban, “vulvas”; a los dos, por las charlas sobre chicas, a cambio de aclaraciones sobre las tareas de inglés. Al suscrito porque vivía de ilusiones.

Jorge Segura, luego de graduarse, trabajó en Avianca varios años de donde lo despidieron. Luego se vieron en Florencia ejerciendo otra forma de ganarse la vida, vendiendo ilusiones haciendo amarres amorosos, curando lo incurable y estableciendo contacto con los espíritus inhalando la harina de lo hoja sagrada de los Incas.

Tres cuartas partes de la vida la invirtió en el magisterio, el cual alternaba con el ajedrez, la lectura y en la administración de algunos negocios que fue heredando a los hijos, y otros, fue cerrando por rentabilidad. Por diez años estuvo con el transporte urbano usando buses, pero los colectivos, los taxis y las motos, lo sacaron del negocio. Incursionó en el comercio, acopiando queso y enviando a la capital del país, pero la heterogeneidad del producto, lo obligó a salir del mercado. Con los hijos, se dedicó a registrar sucesos sociales y complacer a los clientes con álbumes fotográficos, pero la humedad tan alta de Florencia, generó hongos que acabaron con los lentes de la cámara costosa que tenia al servicio. Finalmente introdujo en la ciudad las comidas rápidas; por la novedad, aseo y sabor acreditó COLPINCHOS, negocio que luego dejó a un hijo, y alrededor del cual, surgió la zona de comidas rápidas en Florencia.

Y, al igual a quienes ejercimos en zonas de conflicto armado, y en especial, a Oscar por ejercer en zonas rurales, el sobrevivir, fue de prudentes. Se repitió en él, lo vivido por sus padres. Oscar fue amenazado en cinco ocasiones, ya por la guerrilla, ya por los paracos. Estos últimos, con un testaferro, le pagaron lo que  ofrecieron por la finca en la que había forjado los sueños en el retiro laboral y en la que había invertido en una mansión para vivir con alguna comodidad. El predio esta en la vereda en la que las AUC convirtieron en zona de operaciones, ajustamientos y desapariciones.

Somos un país de desplazados. Quienes crecimos en las zonas marginales, vimos como nuestras familias que fueron victimas de la violencia, y todos, tenemos algún familiar que vivió el horror de la guerra no declarada; sin embargo, ¿se pregunta por qué un nutrido número de colombianos apoyan y votan por quienes fueron los verdugos?

Oscar Lemus, fue un maestro por oportunidad, mas no por elección, confiesa. Sin embargo, considera que es recordado por sus alumnos por haber despertado en ellos, el gusto por la lectura, por ser un maestro exigente e intransigente en cuanto a las obligaciones académicas, pero un buen ser humano.

POSDATA: Si este relato fue de su agrado, agradezco dejar un comentario, ya sobre el escritor como sobre el personaje. Y si fue compañero de él, adicione anécdotas que enriquezcan la historia. Gracias.

San Gil, julio 27 de 2.019
#NAURO TORRES

5 comentarios:

  1. El profesor Oscar Lemus, estudió con sacrificio. Dedicó su vida a la formación de los paisanos caqueteños. Hoy vive con sencillez en la capital del Huila compartiendo ocasionalmente con la familia. De estudiante se caracterizó por la prudencia en el hablar, la amistad sin condiciones, la sencillez en el trato con los compañeros, la lealtad y el respeto por la opinion ajena.

    En nombre de los padres de familia y de sus numerosos alumnos, como compañero del bachillerato, con esta crónica de su vida, hago un reconocimiento a su vida como un signo de aprecio por su labor docente y la amistad brindada por tres años en la década del setenta del siglo pasado.

    Si usted, señ@r lector@ le conoció y fue alumno del profesor Oscar Lemus, es una oportunidad de expresar con un comentario, el agradecimiento a su labor como maestro.

    Nauro Torres, compañero de clase, años 1.970, 1972, 1972 en Zipaquira, Colombia.

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  2. Muy interesante la crónica de nuestro compañero y amigo sobre su trasegar de la vida en estos 48 años aunque no fuimos muy parceros en el colegio lo conocí como una excelente persona seria pero buen compañero sinembargo ver como a casi todos los que el ministerio nos nombró en su época para cubrir las vacantes en las industriales del país como maestros no fuimos preparados para ejercer la docencia pero con el transcurrir del tiempo le cogi os mucho amor y hoy nuestros estudiantes ya profesionales nos recuerdan con aprecio y cariño por nuestros consejos, ejemplos y enseñansas. Mi compañero Lemus pasó por muchos dificultades como casi todos nosotros pero hoy es un ejemplo para todos nosotros por su personalidad y don de gente esperamos encontrarlo en el encuentro para recordar los momentos vividos en la ENSIN

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    1. Norberto Cubides, buenos dias.

      Agradecido por tu amistad, tu apoyo a las cronicas publicadas con los acertados comentarios que complementan la cronica, destacan los recuerdos y la amistad del personaje, y a la vez, contribuye a dar mayor sentido al texto.

      Para cada uno, no nos es facil, recordar a cada uno de los egresados, ya por los años transcurridos, por la ausencia de comunicación en 48 años, pero en la medida que cada quien lea lo escrito de cada invitado, vamos construyendo entre todos, un perfil de los participantes.

      Los recuerdos que destacas sobre Oscar Lemuz, aunque borrosos, al hablar con él, logre reactivarlos y compartirlos con los lectores.

      Oscar, te recordamos con un buen ser humano. Y hoy, gozas los dias que faltan por vivir.

      Dejamos ir los días, sin tener la voluntad de reconocer y apreciar la amistad de quienes, en el tiempo, nos hicieron agradables los días pasados. Ayer, luego de un largo viacrucis, un compañero maestro dejó de existir. Luego de cinco años de sufrimiento, Rodolfo Martines, profesor de educación física empezó a formar parte de los recuerdos gratos.

      Hoy, gracias a Dios, quienes tuvimos la fortuna de ser egresados en el 72 de la ENSIN, nos estamos volviendo a reencontrar.

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    2. Gracias Norberto por tus amables palabras

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  3. Admirable la labor docente del personaje. Un ejemplo para los jovenes que nos gusta que se nos de todo. Soy Samuel JOSÉ. cURSO 7. GRADO

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