Mientras los minutos
del reloj de arena se aprontaban en fenecer con las campanadas de medianoche,
muere en una cama de la Clínica Shaio a las 11.40 pm del 11 de abril de 2023,
en la misma capital donde cegaron la pródiga existencia de Jorge Eliecer Gaitán
el 9 de abril de 1948, un sacerdote que, semejando una orquídea de clima medio prendió
en las brisas madrugadoras de las fértiles tierras de Urumal con los aires de
la guabina y el torbellino del extinto maestro Lelio Olarte en Puente Nacional,
su tierra natal en la que reposarán las cenizas del misionero monfortino, Fredy Orlando Gamboa Gamboa.
El sacerdote Gamboa Gamboa en una de sus visitas
al templo de Puente Nacional.
El misionero en una de sus usuales acompañamientos a los creyentes
del Señor de los milagros en Monserrate.
Educar y formar a los niños cristianizándolos fue otra de sus labores pastorales.
El predicador
social creció entre la red ferroviaria y el camino indígena de la miel, la sal
y las ollas que conectó a Santander con la Candelaria, Chiquinquirá y la
capital del pais en la vereda Jarantivá. Sus primeras escapadas infantiles
fueron al potrero a contemplar el paso del gigante cien patas que trepaba o
descendía por un valle de una de tantas arrugas de las tierras veleñas en extinguida
estación del tren de Providencia en Puente Nacional.Casa de los Gamboa Gamboa cerca al tanque del agua
donde bebían las locomotoras del tren.
Así como los rastros
del tren de oriente y las lajas asentadas en el camino ancestral,
desaparecieron del terruño, los recuerdos de ese jovial e inquieto niño que
solo tuvo que caminar unos veinte pasos para entrar a la escuela, no están en
la memoria de los residentes actuales, pero sí de los viejos que soñamos con un
quinto sacerdote nacido en la región de las quebradas la Jarantivá, el agua Blanca,
la Negra y la Angula.
Fue el 15 de
enero de 1970 que Fredy Orlando se convirtió en el primogénito de los jóvenes padres
de familia, Carlos y Rita Emma. Quienes deciden abandonar los herbazales de kikuyo
y los lazos para ganadear y emprender la tradicional tienda veredal que por cerca
de un siglo se le reconoció como “la loma”, una construcción en tapia en dos
pisos, teja de barro y albahaca madera. Un descansadero y refrescadero en el tortuoso
camino hacia la cúspide del paramo de Ubaque-Marchan en Boyacá procedente de
Puente Nacional. Como pétalos gamboas llegaron en tropel, Sandra Eliseth y
Carlos Alirio.
El sacerdote Fredy Orlando y su hermana, Sandra Eliseth
El sacerdote cuyas exequias
son el 14 de abril a las 2.00 pm
en el templo Santa Barbara, próximamente catedral
del Niño
Jesús de Puente Nacional, cursó la primaria en la misma
escuela donde
cursaron las primeras letras, sus padres, y
quien hoy escribe esta breve biografía
de un campesino que
desde niño soñó seguir las sandalias de Jesús, el Nazareno,
jugando a celebrar misa y dar la comunión con tajadas de
guayaba en otrora
abundante en potreros y solares de la
región. Le recuerdo desde entonces y en
sus jornadas
visitando a los hogares de los patriarcas veredales para
establecer
sinergias, celebrar la palabra y afianzar las
comunidades eclesiales de base,
un empeño de su animador
sacerdotal, Gustavo Martínez Frías cuando fue párroco de
la
localidad, vicario episcopal de la Provincia de Vélez, obispo
en Nariño y
luego emérito obispo de Pamplona, Norte de
Santander e igualmente del emérito obispo dominico Jorge
Leonardo Gómez Serna, quien siempre le brindó consejo y
guia sacerdotal.
Cursó el bachillerato en
la Industrial Francisco de Paula
Santander de su tierra natal, tiempo en el que
fue acolito y
catequista bebiéndose los testimonios de los sacerdotes:
Benjamín
Pelayo y Salomón Pineda que nutrieron sus
inquietudes teológicas del catequista
provinciano que ingresó
al seminario San Carlos de la Diócesis de Socorro y San
Gil.
Allí cursó los primeros años de filosofía y por sus lecturas y
convicciones
de lo social de la Iglesia, le cierran el portón del
seminario conciliar
retornando a la parroquia de Santa
Barbara. Con otros dos jóvenes se empeñan en
crear una
emisora comunitaria-Sorocotá estéreo- donde laboran y usan
para soñar
en una parroquia viva con comunidades eclesiales
de base en cada vereda
puentana; para avivar la constitución
de los grupos juveniles, promover la
constituyente de 1991 y
fomentar la elección popular de alcaldes, anhelando tener
representación juvenil en el amañado concejo municipal que
por años lo mantienen
subyugado a los intereses de quienes
por décadas ostentan el poder político local.
En abril de 2.001
asesinan en el camino Robles- Peña Blanca,
a dos primos del pichón de
sacerdote. Cuatro meses despues
asesinan- el 8 de septiembre de 2001, en un anochecer
, luego de un evento deportivo,
al líder juvenil y concejal,
Rafael Pineda Gómez, en el mismo lugar en donde el
sacerdote cursó la primaria, en Providencia. Pineda Gómez
, fue cabeza de lista
de un movimiento de renovación politica
al concejo local y dias despues asesinan
a mansalva al
segundo renglón de la misma lista
Rita Emma Gamboa falleció al cumplir 63 años. Madre del adalid
Por ruego de la madre, Rita
Emma, el tercero en la lista al
concejo municipal, Fredy Orlando, abandona la
población. Se
esconde en la capital de los desplazados de Colombia;
continua
estudios de teología en la universidad Javeriana, se
incardina en el Vicariato apostólico
de Puerto Gaitán,
Guaviare, y lo reconocen en esa jurisdicción como sacerdote
monfortino,
quienes pastorean desde 1999 esa segregación
de la Diócesis de la Diócesis de
Villavicencio y de la
Prefectura Apostólica del Vichada.
A finales de la primera década del presente
siglo, por asuntos
de salud personal y de sus padres, el sacerdote Gamboa
Gamboa, asume una parroquia en la extensa Bogotá y en los
últimos años, actuó
como capellán del cementerio del norte
ejerciendo la liturgia a los asegurados
de la Cooperativa Los
Olivos.
Los amigos comparten las alegrías, los dolores y cuentan los pasos. El sacerdote bellezano, Arturo Romero,-su padrino sacerdotal- quien fue párroco de Puente Nacional y guía del adalid, quien siempre los visitó en sus retornos a la tierra natal.
Los descendientes de los octogenarios
y nonagenarios, por
años, acudieron a sus servicios pastorales para dar
cristiana
sepultura a sus conocidos de niñez y juventud. Hoy, nosotros
los vástagos
de esas familias que migraron del rancho a la
estación del tren, luego al casco
urbano, y más luego a la
capital de pais, hemos acompañado sus restos y sus
familiares en las honras fúnebres del adalid del evangelio
nacido en Urumal en
donde brotaron los sacerdotes Suárez
Pardo y en Providencia en donde
pastorearon los sacerdotes
Becerra de grata recordación en el territorio.
San Gil, abril 13 de 2023
Un registro histórico. De derecha a izquierda: el sacerdote Gilberto Becerra, Carlos, el padre del adalid, Carlos Alirio, el hermano; la madre Rita Emma, Fredy Orlando en siendo seminarista.
Registro familiar en la casa de Providencia. Los padres, y los hermanos mayores, Gamboa Gamboa.
Sandra Eliseth fue su secretaria y su sombrilla en la vida sacerdotal de Fredy Orlando Gamboa Gamboa, el misionero que viajaba, ya desde Puerto Gaitán o desde Bogotá a presidir el funeral de octogenarios y nonagenarios nacidos en el territorio irrigado por las quebradas: Jarantivá, Agua Blanca, La Negra, El salitre y la Angula, afluentes que discurren por las tierras de Jarantivá.