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domingo, 23 de julio de 2023

Las miradas atraen, las palabras endulzan, las manos notifican (2)

 


Él, hijo de tendera. Ella, primogénita hija y mandadera familiar. Los dos, con padres vecinos con oficios semejantes y necesidades acuciantes. Los dos, usuarios de alpargates, con bolsas de tela para los cuadernos, usuarios del mismo camino a la estación del tren y a la escuela en el mismo lugar. Hijos de padres católicos y fervientes practicantes de las leyes de Dios. Ella, con nombre de flor. Y él, el chino de los tres nombres. Jugaron de niños con mararayes en las fiestas de San Pedro y San Pablo. En las navidades, confeccionaron instrumentos para animar las novenas de aguinaldos, y los apostaron. No los juntó el destino; fue la vecindad, las afinidades culturales y los sueños por estudiar y trabajar para ser autónomos, pero con obligaciones con los hermanos y padres. Los separó el destino, y el destino se encargó de inmortalizar el amor que tejieron los dos.


Fue un 24 de diciembre de 1.967 cuando se reconocieron novios. Ambos menores de edad y amigos de siempre. De retorno a los hogares, con sus padres, trepando por el camino indígena de la miel, la sal y las ollas; él, le declaró su amor, y ella, en su inocencia, lo acogió. Por cinco años fue un noviazgo a la distancia y conectado con telegramas y cartas.


Decenas de telegramas y centenares de cartas, por 58 años se añejaron en un cofre de Galletas la Rosa, En esa época, era costumbre regalar en navidad una botella de vino y un tarro de galletas, y éstas, se compraban empacadas en una caja de lata bellamente impresa con policromía. Hoy, en vísperas de la Virgen del Carmen que había que acudir en romería para hacer el pagamento por la protección celestial,  a Leiva, Boyacá, cada siete años e implorar bendiciones en cosechas y animales; abrí ese cofre resguardado por 23 años después de la muerte de la protagonista de esta historia revelada en epístolas estudiantiles.



El cofre documental estuvo por más de dos decenios depositado en un rincón del almario de mis haberes corporales. Lo saqué en soledad, con sigilo, curiosidad, intriga y nostalgia. Lo trasteé hasta la casa de barro en la que nació Margarita González Gamba, la profesora de Providencia, de la escuela de la Belleza, la escuela urbana de Zapatoca y de la vereda Ojo de Agua de San Gil, quien se convirtió en reconocida diseñadora y vendedora de muebles en su galería “La Academia del Mueble” en la misma ciudad.



En esta segunda entrega de esta romántica historia, revelaré fragmentos de 15 de sus cartas, por su valor literario e histórico para la familia y para quienes la conocieron como compañera, maestra, madre y empresaria.



1  1.  Amor: En cualquier lugar del universo deseo con vehemencia estar contigo, vivir a tu lado instantes de alegría, tristezas y felicidades. Si la felicidad es lo que he vivido con tu amor, solo puedo pedírtela a ti, mi Nauro, pues fue la razón para parcelar mi corazón y asirme eternamente con tus brazos. 



   2.  Mi amor: Recibe un beso en cada palabra que leas de esta carta. Besos de una estudiante que te ha amado y te ama sin medida. Decidí escribirte sentada en un banco bajo un roso nogal florecido con la luz de una farola que evoca tu cálido amor. Escribirnos es una necesidad vital, es el aire que nos ata estando lejos y son nuestras cartas, la conexión que nutre nuestro amor y orienta nuestras vidas que se fusionan cada vez en una, pues somos una verdad latente, así para nuestras familias y conocidos seamos un par de locos enamorados.


Hemos vivido una experiencia más. Nos hemos brindado lo que somos y lo que poseemos redundando en felicidad sin fin. Los días compartidos los añoro cada instante. El despertarse con el canto de la aves es alimentar la esperanza que nos volveremos a ver en la floresta para que sean sus aromas las testigos de nuestro idilio implorando al Altísimo trabajo para asumir nuestros gastos, retornar pecuniariamente a nuestros padres sus esfuerzos por brindarlos la oportunidad de estudiar mientras nos gozamos la existencia compartida acrecentando con los días nuestro amor que fluirá y brillará en nuestros hijos. Solo estamos seguros de una cosa: nuestra vida es un crisol amalgamada por los dos que tuvo un principio y no tendrá fin, incluso en el más allá. Vida de mi vida, en cada palabra escrita está escondido un beso y con mi despedida una exigencia: Recuérdame como lo hago yo. Tu Margarita de Gambitas.

 


33. Recordado amor: Lo que me sucede a mí, te ocurre a ti. La rutina torna fría y sinsabores; pero cuando en portería de la Normal Antonia Santos de Puente Nacional reclamo tus cartas, ellas son un caramelo para mí. El sobre lo abro con el cuidado de un dentista y con el apetito de una niña hambrienta, me devoro el texto del cordón umbilical que nos tiene atados por años, en la distancia. Al terminar de leerla, me ocurre, como en todas las despedidas, la tristeza nos cubre con el ritmo del transitar del tren por bahías y serranías, y como el humo de la locomotora que se eleva al cielo, mis plegarias a Dios brotan de mi conciencia dando gracias por los dos e implorando guía y esperanzas en el porvenir que debemos tejer los dos, así como tejeré los pitones de nuestros anhelados hijos. Cuando se ama sin condiciones, se desea estar juntos.




44. Recordado amor: Estudiar es condición para labrar un futuro juntos. En ese oficio en el que nos encontramos, tu en Zipaquirá, y yo, en Puente Nacional, además de actividades reiterativas de la vida de internas, la rutina atrae la nostalgia y para evitarla, te escribo. Escribirte es un desdoblamiento de mi y una conexión contigo evocando momentos compartidos que dejan huellas imborrables en cada uno, y que los dos, distantes, quisiéramos retornar con los mismos pasos. Ésta, tu partida, no difirió de las anteriores. Mis manos sudan al despedirte con abrazos y besos disimulando la resequedad de la boca que no emite palabras apropiadas para asirme a mí y evitar que no me dejes en la estación Guayabo, mientras la locomotora retoma el rumbo a la capital de país, y tú, en la cola del último vagón intentando detener el movimiento para no esfumarte en el recodo de la línea férrea que esconde mi tristeza. La tristeza de sentir la separación corporal como una obligación si deseamos juntarnos para siempre en próximos años.


55. Mi amor: ¿Será que mi amor por ti es el espejo de lo que ocurre en la vida? Añoro estar contigo. Y cuando la oportunidad brota, nos disfrutamos sin talanqueras, y entre respiros, me asalta la tristeza de la siguiente separación física por los estudios. Pues deseo con el alma y el corazón pasar mi vida junto a ti, pero las circunstancias, apagan mi ilusión. Y como cuando estamos juntos, no quisiera despedirme; pero la hoja en la que te escribo llega a su fin; pero seguiré escribiendo con la brisa de tus recuerdos y la tinta de tus besos.


66. Amor: Son las 6.00 pm. En la rutina diaria, en menos de treinta minutos, hay que ir al comedor del internado. En este lapso, como ocurre a diario cuando no hay actividades, evoco las horas compartidas y remero los instantes conexos, incluso cuando te causo disgustos. Amor, tengo varias curiosidades. Una; ¿Cómo va tu chivera? ¿Cómo vas en calculo? ¿En tus trabajos y estudios? Brotan las curiosidades en razón que no he recibido carta de tu parte. Quisiera tener la capacidad de entrometerme en tus quehaceres y pensamientos y no tener que preguntar, sino tener certezas que colmen mi sed por ti.




77. Nauro: Si lo que sueño, anhelo, vivo y disfruto es felicidad; entonces, eres mi felicidad. Somos la pareja más feliz en la faz de la tierra, pues el amor colma nuestras vidas, sobrepasa obstáculos y construimos sobre rocas. Si nos llegase una tormenta y arrastrase la piedra, pereceremos los dos, pues vivir sin ti y sin tu amor, mi vida perdería el brillo y el sentido por vivir. Lo vivido, lo sentido, lo añorado, revela que nacimos destinados, el uno para el otro; en consecuencia, somos uno.


88. Recordado amor: El camino, la colina, el pomarroso, los arrayanes, el arroyo y la Jarantivá, sin tu compañía, pierden el encanto, el colorido y el abrigo para mi enamorado corazón. Tu ausencia, mi soledad, tu silencio me perturban y aparecen nubarrones en mí. Nimbo de dudas; celajes de preguntas y surge en nuestro arcabuco, la tristeza que anida tu ausencia. Para limar la ausencia triste, visité a tu madre. Estuve en tu habitación; me recosté en tu cama, revisé tus revistas, mis ojos pasearon por las páginas y mi mente estaba masticando los recuerdos gratos compartidos entre los adobes de una habitación, en tu casa y en la de mis padres. Y me di ánimos anhelando, viviendo juntos en un espacio similar, ya casados o rejuntados.


99. Si algún día decidieras abandonarme e irte muy lejos de mí, por causas no imaginadas, mis caricias, mis besos y mi pasión no podrás borrarlas en tu memoria. Podrás quemar mis cartas, pero sus cenizas volaran tras de ti. Podrás probar otros labios, y ellos, recordaran a los míos. Podrán abrigarte con aromas, pero mi perfume estará en tu piel. Podrás irte a hurtadillas, pero no cargarás con mis lágrimas y mi dolor, y en ellos, te buscaría en mis recuerdos y en el manto de tu sombra que siempre me guareció y me pertenece, así intentes enajenarla en otros lares.

110. Nací para distinguirte, crecí para conocerte; vivo para amarte. Estoy para vivir a tu lado. Por eso te prometo, una mil veces, por lo más sagrado que nuestra felicidad, que estoy para darte lo que deseas de una dama. Seré la madre de tus hijos y los amaré tanto como a ti. Ellos, nuestros hijos, nunca suplantarán mi amor por ti – No te extrañe que te hable de los hijos- Ya lo he hecho en otras cartas-. Estamos próximos a graduarnos como bachilleres, en colegios que nos brindaron formación académica y técnica, gracias a las becas que disfrutamos para estudiar en ellos. No tenemos certeza que nos depara el próximo año, luego de graduarnos, así deseemos estar juntos siempre, las circunstancias podrían convertirse en barreras y por asuntos laborales, si conseguimos cada uno un trabajo, podríamos continuar separados, pero ninguna circunstancia, incluso la muerte, nos separará, así como olvidaremos suplir las expectativas de nuestros padres para contribuir en sus obligaciones en educar a los hermanos que nos siguen.




111.  Si en nuestra relación llegasen vendavales, estamos preparados para romper los vientos y mantenernos de pie, juntos. Si brotan circunstancias desagradables que enloden nuestra relación, será el dialogo el germen de la conciliación. Desear un compartir existencial sin disgustos es ingenuo; pero el silencio y el escucharnos serán los escudos de nuestro amor. Si las dudas se anidan en alguno de los dos, el disiparlas es tarea de los dos. Que, en nuestro devenir juntos, ni la ironía ni el sarcasmo sean armas para agredirnos. En los 29 meses transcurridos amándonos a la distancia y en las semanas compartidas en vacaciones, han ocurridos mal entendidos y problemas que hemos sabido sortear con voluntad y empeño de las partes. En una vida compartida no todo será un jardín florido, pero los dos sabemos que el dialogo, la comprensión, son fuentes y abonos para la comprensión y la armonía.



112. Mi querido: No siempre lo que creemos absurdo, lo es. Algunos de los comportamientos humanos, son incoherentes, cuando se está al borde de lo irracional. Mi forma de ser, estar y actuar está cimentada en la racionalidad. La diversión es parte del quehacer de las personas para romper con la rutina, incluso los estados de ánimo. El baile es un recurso para invertir el tiempo libre, pero no es búsqueda de aventuras.  Así como el estudio es una oportunidad para salir de la marginalidad, éste demanda dedicación y prioridad; sin embargo, uso descansos para escribirte, y si mis misivas no llegan oportunamente, debes corroborar que no es mi responsabilidad. Sin embargo, hay trances en los que no me comprendo así misma; en esos breves momentos, puede ocurrir, no te brindo la comprensión que te mereces y que demanda una relación de pareja; y tal vez, que, para mí, son santiamén, tu aprovechas para merodear en otros horizontes, y reducir mi amor a una idea o un recuerdo; un recuerdo inevitable en tu trasegar posterior a mis besos. Pero el solo imaginarlo es irracional, pues somos suficiente razón que justifica nuestra existencia. Mi existir y tu prodiga vida es suficiente razonamiento que no podemos pensar ni actuar, si ser, por separado; pues decidimos transitar de la mano todos estos años y los que nos depara la vida, los dos siendo coherentes, siempre debemos ser y estar en función de dos personas amasadas con amor en una identidad: nuestro idilio. Reconozco que nos hemos formato en un contexto cultural compartido, pero no hay justificación probable que te arrume en el olvido, si mi vida, sin la tuya, carecería de sentido; pues eres mi aliciente, la brisa, el candelero y mi golosina. La única fuente de contacto espiritual, son las cartas por la circunstancia que vivimos; pero la prudencia, es levadura en una relación afectuosa. Si surgen dudas, desavenencias, en vez de prender el fosforo sospechando del otro, hay que sopesar, confrontar antes de emitir juicios que laceran los sentimientos, es prudente revisar el contenido de una carta o pensar antes de hablar. Supongamos que el día en que nos hallemos ambos, tendrás ocasiones para decir lo que te venga en gana, como escribes. ¿Quién debe contestar? Es lógico, tu no estas obligado a tolerar las bobadas que haga o diga tu esposa; yo, tampoco. Pero si somos uno, no debemos ir por caminos diferentes, pues las ranuras aparecerán en la vida de pareja y el fracaso y la frustración se anidarán en nuestros pensamientos. Lo vivido, lo compartido, lo sentido, son suficientes argumentos para evitar abrirnos por caminos separados. ¿Acaso estas evaluando compartir, a futuro con una mujer fusionado materialmente con ella, pero deslindados espiritualmente?  El simple placer no es lo que nos ata, son nuestras esencias que desde niños se han ido amalgamando, siendo Uno en las buenas y en las maduras. (V-25-72. 8.00 pm).


113. Es inevitable. Así como transcurre el tiempo en el calendario, semejo el minutero de tu reloj: giro y giro sobre sí misma, pero tú eres el eje que centrifuga mi existencia. Cada día que se esfuma, se intensifica mi amor por ti, así pretenda olvidarte o borrarte de mi mente, nuestros recuerdos laten al ritmo del corazón concluyendo que ya es imposible aislarte de mi sendero existencial, y los dos, sin tener en cuenta los sinsabores y obstáculos que surjan, continuaremos juntos de la mano y al mismo ritmo trasegando por el camino en el que nos reconocimos y nos confesamos y aceptamos ser novios eternos. Eres como el zarzal seco, un rayo del sol en un vidrio durmiente en la hojarasca incendia el matorral. Así como la candela consume la masa vegetal, tus enojos solo te afectan a ti,  pues a mí, solo me inquietan; pero estoy aprendiendo a manejarlos. Espero no llegar a torearlos, por bien de nuestra convivencia distante. Reconozco que la vida esta llena de detalles; pero no todos los gestos, palabras y dudas, deben afectar nuestra solida relación; expresiones usuales en adolescentes principiantes.





114. Amor: Me sorprendes. Hemos venido platicando, cuando estamos juntos que soñamos con dos hijos, y ahora, en la carta que contesto, ¡me hablas de tres soñados herederos¡ Te estas dejando influenciar por alguien? ¿Por alguna lectura? Tres son un montón. No puedo seguir el ejemplo de mi madre, con ocho hijos; ni de tus padres, con cuatro hijos. Estamos en otra época y tenemos otras ilusiones, como profesionalizarnos y tener nuestras cositas para vivir sin premuras. Amor, recibe besitos de esta chica interna que te ama por encima de todo lo que me afecta. (V-28-72).



115.  Amor: La vida es una suma momentos, y no hay momentos en los que no estés presente en mí. A tu lado he vivido los mejores momentos de mi vida, y los próximos eternizaran nuestro amor. Pero hay afirmaciones escritas que, al sopesarlas, carecen de veracidad. En reciente misiva,  sugeriste perentoriamente: “¡Has lo que se te venga en gana¡”. Si hoy eres mi novio y mañana seré tu esposa, y me vez en un error, ¿ese el consejo que das? ¿Es una orden? ¿Una sugerencia? No debe ocurrir en una pareja que se confiesa amarse. Ocurre que con frecuencia que actuemos o pensemos con una indiferencia amorosa, como si fuésemos solamente enemigos que no les importa lo que al otro le pase, olvidando que estamos distantes, que la soledad nos evoca anhelos o desvelos, e incluso, nos distancia sin darnos cuenta. En vez que la soledad nos azote, convirtámosla en aliada para leer, escribir y ser mejores personas, pues es la soledad, una de las madres del conocimiento personal por ser recurso para la meditación y la reflexión. Si la distancia y la separación, incluso epistolar, nos distancia, podría ocurrir que nos defraudemos y la felicidad que creemos, nos asiste, podría convertirse en una farsa, y nacimos para ser felices, para vivir con vitalidad y en goce con cada día que despertamos vivos. Ésta es la ultima carta que te escribo en calidad de interna en la Normal Antonia Santos de Puente Nacional. Cada frase tallada con mi corazón está perfumada con once besitos conmemorando el día de mañana. (VI-10-72).




Nota: Un año después, el diez de agosto de 1.973 en la celebración eucarística del atardecer en el templo de Barbosa, Santander, contrajeron nupcias los personajes destinarios de estas epístolas y otras decenas sin revisar, cargadas de afectos emanados de dos adolescentes enamorados que convivieron 28 años, engendraron 4 hijos que perdieron a la madre el 13 de noviembre del 2.000 victima de un cáncer de mama.

9 comentarios:

  1. Sincera en la expresión de los sentimientos, prolifica en los detalles amorosos, ingeniosa en su escritura y agradable en todo su contexto; así aparece la narración romántica nauroniana en esta oportunidad y que sigue teniendo como musa inspiradora a la recordada amiga Margarita.

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    1. Mi apreciado amigo Raúl, complacido al confirmar que nuestra amistad cimentada en la década del ochenta, fluye estrechando los lazos que nos juntan en la escritura, desde dos vértices que nutren el Angulo del ayer y el devenir. Usted desde la historia y el analisis político de la cotidianidad que nos ahoga en la Perla del Fonce, y yo, desde la narrativa y la poesia.

      El ayer, que arde en los recuerdos, fue gratificante por la fluida amistad que se tejió en nuestras familias.

      Y el leer, hoy fragmentos de misivas de Margarita-QEPD- del recuerdo, traje las tertulias rotarias en las que la ludica nos convocaba.
      El trajinar de esas épocas y la atención en varios frentes laborales, impidieron curiosear y escudriñar en el ayer, para encontrar con sorpresa, cartas del 68/72 del pasado siglo.

      Y sin el empeño y precisión de los que buscan documentación para que la historia, se plasme o talle para el presente, revelé, por considerarlo de exquisitez lingüística, fragmentos de epístolas de su amiga Margarita.

      Nos debemos un intercambio de libros y una tertulia como cuando erramos jovenes.

      Gracias por el comentario-

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  2. Que hermosa obra, muchas gracias por compartirme uno de sus valiosos tesoros, palabras que salieron del corazón y entran al mío, bendiciones maestro

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    1. Un saludo colega de las aulas y letras.

      Un agradecimiento por la amistad, la lectura y el comentario.

      Tienen razón los acuciosos lectores que buscan en los versos y párrafos, el corazón del escribiente. Y en el caso, el alma de poeta de la protagonista de la historia, madre de 4 hijos que este artesano de la palabra.

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  3. "Esa es la historia compredre, Nauro man. Que no hay porque recordar, que me haya querido mucho, que me aya querido mas"

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    1. Mi amigo patiamarillo rivereño, cordial saludo.

      Hoy, no se guardan cosas del pasado; todo es desechable. En el ayer, las cosas eran mas duraderas, y el amor, se perfilaba eterno.

      El oficio de escribano, en honor a quienes ejercieron ese noble oficio, lo resalto con esta cronica de amor, revelada en cartas de amor de una profe que fue su amiga, y a quien, hoy, con este texto, rindo homenaje al divulgar fragmentos de algunas de sus cartas.

      Gracias por leer y comentar.

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  4. Sin palabras. .... conmovida

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    1. Mi apreciada dama, gracias por viajar al pasado, leer con curiosidad y sentir la significación de cada fragmento escrito por mano juvenil mientras cursaba en 5o y 6o bachillerato en la Normal Antonia Santos en cartas dignas de registrar en la historia de las letras de la vereda Jarantivá, cuyos residentes poco saben de lecturas significativas e historias de mujeres únicas.
      Mi primera reacción al abrir y leer las epístolas, una a una, me quedé atonito, pero los recuerdos, convalidaron lo hermoso de una relación eterna.

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Gilberto Elías Becerra Reyes nació, vivió y murió pensando en los otros.

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