naurotorres.blogspot.com
domingo, 19 de junio de 2022
Amores encadenados
Los ocho de Colombia fue una orquesta que animó fiestas por
dos décadas a finales del siglo XX en el país de Gabriel García Márquez. Con
sus melodías se bailaba en todos los escenarios de la escala social del pais de
las desigualdades. Los jóvenes se aprendían las canciones he imitaban a Eder
Ortega, cantante estrella del grupo tropical internacional en esa época del
auge del realismo mágico que se esparció desde las brisas caribeñas al mundo
musical hispano.
Los ocho de las parrandas. Los ocho de las tareas. Los ocho
de los ensayos. Los ocho del despertar de las emociones y goce de las mismas. Los
ocho estudiantes de uno de los colegios guanentinos con nombre de provincia
santandereana, se graduaron en el año y en el mes y año del desastre de Armero,
producto de la erupción del nevado del Ruiz guindado en una cima del del
departamento del rajaleña y el sanjuanero, bambucos bandera de la identidad de
los andes con pollera colorada y piraguas guiadas por lancheros descendientes e
imitadores de Mauricio Babilonia.
Nunca olvidaron ese noviembre cuyo grado ocurrió días después
del incendio del palacio de Justicia de Colombia, producido por el Ejército
Nacional para extirpar a los integrantes del M-19 que, ilusos quisieron
manifestarse presionando la restauración de los diálogos con ese grupo
guerrillero que ganó fama al actuar como Robin Hood a favor de los pobres, víctimas
de quienes, por décadas, usufructúan el poder económico y político desde ambos
bandos identificados con dos de los colores de la bandera nacional que usufructúa el amarillo, símbolo de la riqueza colombiana.
Sumados las manifestaciones estéticas de los ocho egresados, sin honores costosos, tenía cada uno una habilidad estética que se convirtió en
el imán que los juntó en sus vidas mozas.
Vistieron como varones en el colegio: Federico García,
gustaba de la escritura, en particular, de la lírica. Salvador Oliva, se le
recuerda por sus gustos por la pintura y su bigote mazamorrero. Oscar Fajardo,
gustaba del escenario, integró el teatro “El Mazo” en la ciudad santandereana de
los deportes extremos. Marcelo, fue el pensador del grupo. Leía todo lo
relacionado con la razon y la verdad. Reinaldo Arenas, un moreno con aspecto
caribeño, fue un admirador de la revolución cubana; vestía como el Ernesto Che
Guevara. Silvia Rivera, fue la diva; la bailarina, la sensual estudiante, la
bonita. Estuvo entre las mejores en resultados académicos de su salón. Marsha, la chica de las caricias
fáciles; la de los afectos sin medida, la que no se perdía la corrida de un
catre. Y Josefa, la niña que hacía la diferencia vistiendo como ellos; la que
se le medía a todo reto con tal de ser tenida en cuenta; la que gustaba de
ellos y ellas, para cualquier vaina.
En ese entonces, las danzas en el colegio no se conocían ni
por referencias; menos unos quince años o un baile popular en el que los
jóvenes pudiesen acudir, aprender y divertirse. Los varones, uno de ellos, se
ganaba el pan lavando platos en el burdel de “la cara palante”. Fue el
contacto para que el resto de los chicos fuesen en horas de descanso de “las
mujeres de mala vida” a que ellas, o alguna, les enseñaran a bailar, rancheras,
tangos, boleros; incluso, baladas. Y ellos, aplicados, se convirtieron en
bailarines sociales con cierto aprecio y admiración entre las chicas del colegio.
Se esfumaron los años del bachillerato. El grado, en alguna
medida. Dejaron de verse todos los dias, pero se frecuentaron cada semana. Los
juntaron los sentimientos, los amores, incluso, los retos.
Federico, el escritor unió similitudes con Marsha, la chica
de las caricias fáciles. Salvador, el pintor, por su forma de ser y sentir se
juntó con Silvia, la bailarina, y Josefa, la chica del deporte masculino. El admirador del Che Guevara y Oscar, el chico
de los escenarios teatrales, junto con Marcelo, el libre pensador, fusionaron
afinidades para convivir.
San Gil, ciudad señora desde antaño, es recordada por sus
puentes sobre el río Fonce, y sobre sus quebradas. Cinco puentes, hasta ahora,
sobre el río, en menos de un kilómetro
en el sector urbano. Otros tantos sobre la quebrada Curití. Dos sobre el arroyo
la Magdalena y tres sobre la quebrada Las Ánimas. De los puentes urbanos sobre el río, dos son
peatonales; ambos metálicos. Uno, el más antiguo, se desprende uniendo la plaza
de mercado con el otro lado -La sangrada familia- y el segundo, el colgante
construido en 2013 para unir el centro histórico con el centro comercial El
Puente.
Imitando costumbre que floreció en París-hoy prohibida por el
daño al ornato- empezaron a aparecer, en los dos costados del puente peatonal del
centro comercial, candados cerrados en los ojos de la malla destinada a
disminuir intentos de volar hacia las profundas y veloces aguas del Fonce que golpean sin piedad las piedras milenarias.
Observando en detalle la disposición de los candados, en ojos se observan dos candados cerrados, separados. En otros ojos, dos candados asidos entre sí. En
otros, candados atados en trio. Hay
diversos tamaños, colores, marcas y óxidos en las cerraduras. Todos los candados están
marcadas individualmente, con letras, corazones, rosarios, arabescos y símbolos
diversos. Pero todos están cerrados y amontonados, cada vez más,
en el mismo trayecto a ambos costados.
Con los años, Oscar Fajardo, luego de andareguear por
ciudades y países, en virtud de su oficio de teatrero, retornó a San Gil. Muy
cerca de allí en un cafetería cercana al “Matachito del Paraguas” se encontró con
Reinaldo. Recorrieron el puente peatonal cargado de candados. Continuaron la
charla en la "Polita", cafetería en el primer piso de histórica casa de los
Massey en el marco del parque la Libertad de San Gil.
Según la disposición de los candados, -registraron en su
charla-, tienen significación diferente, según el sentir de quienes pactan o
sellan un compromiso, supuestamente para siempre. Dos candados separados en un
ojo de la malla, es un pacto de amor con la libertad de cada uno de dejarse,
sin agredirse. Dos candados atados y cerrados uno con el otro, es un pacto de
amor que solo se deshace con la muerte. Tres candados atados entre sí, revelan
el amor compartido entre tres en el silencio de los espacios sin puentes. Y las
llaves, arrojadas a las umbrías aguas del río Fonce, sellan el acuerdo verbal y
amoroso que los ata dejando una evidencia pública que solo interesa a quienes
colocaron el o los candados.
Los candados del amor tienen algún significado para los
enamorados y posesivos. Para los transeúntes que viven corriendo para ganarse
el pan, son simplemente candados oxidados que están deteriorando el puente y
afectando su estructura.
Las llaves de los candados del amor colocados en puentes en
diferentes lugares del mundo son arrojadas a las aguas que discurren bajo el
puente precipitándose cargadas de basuras de la ciudad. Significan que lo pactado, no tiene reversa, como no la tiene el agua del río que no
retorna por el mismo lecho, así como el pasado se esfuma en las espumas del
trasegar de cada quien.
San Gil, mayo 31 de 2022.
jueves, 16 de junio de 2022
Evocada imaginación
Sexalescencia
Pertenezco a la franja de población que no tiene entre los planes, envejecer y arrumarse en casa. Soy uno de tantos que trabajó desde niño, generó conocimiento, emprendimiento, empresa, familia, y desperté en miles de jóvenes los talentos para que volaran, por sí mismos, a partir de sus empeños, estudios e iniciativas haciendo siempre lo que más les gustaba y producía satisfacciones.
Somos mayores que no vimos lo que hacíamos, como un trabajo, sino como actividades lúdicas; y hoy, gozamos el existir y el vivir cada día y cada noche, como si fuese el último, reconociendo y asumiendo los deterioros normales de la tercera edad.
No me considero sexagenario. Soy sexalescente. Y como tal, hago lo que disfruto hacer: disfrutar la naturaleza, el escribir y amar sin condiciones.
Con un centenar de poetas de habla hispana, acogimos la invitación a participar en una antología digital con Sabor a sexalescencia. En ella, participé con el poema que hoy comparto con usted en mi blog.
Evocada imaginación
Imaginemos
que nuestras miradas inevitablemente se cruzaron;
imaginemos
que nuestros ojos se fijaron, unos en los otros;
imaginemos que nuestras voces,
mudas quedaron al mirarnos en silencio;
imaginemos
que nos enamoramos sin hablarnos.
Supongamos
que nos seducimos mirándonos;
supongamos
que nos fusionamos con los rayos del mañanero sol;
supongamos
que nos acariciamos con los desnudos rayos de la luna;
supongamos
que fuimos novios pasajeros y amantes eternos.
Fantaseamos
que vivimos en la brisa de la aurora,
fantaseamos
que navegamos en las espumas del infinito mar;
fantaseamos
que nos convertimos en arreboles;
fantaseamos
que convertimos el ocaso en cama nupcial.
Imaginemos
que nuestro amor se acrisoló en rocío,
nos fundimos en el aroma de las flores,
nos difuminamos en el verde de las hojas,
y las cenizas de nuestro escondido amor
pululan
en los fulgurantes rayos de sol
y
en la tenue luz de la luna primaveral.
Somos,
evocada imaginación.
Algunos de mis lectores se preguntarán el porqué siempre estoy
haciendo algo. La razón es simple. No me siento a esperar la
muerte. Ella llegará en su tiempo. En ese entretiempo, continuo con
mi artesanía de la palabra escrita. Con mi narrativa y mis poemas,
estaré con usted en la cuarta edad; entendida ésta, como el estar en
la memoria de los lectores.
martes, 14 de junio de 2022
CAS-Vélez, requiere a difunto por contaminar y alterar flujo normal de fuente hídrica, en Jarantivá, Puente Nacional.
Miguel Agustín Torres Torres, fallecido el 4 de agosto de 2011, según consta en el registro civil de defunción 07197024 firmada en Bogotá el 05 de agosto de 2011, fue conminado por la CAS-VÉLEZ, -según consta en la resolución RZV No. 039/22 expedida el 9 de marzo de 2.022-, perentoriamente para que suspenda la captación de la quebrada Azahares, retire una manguera de 4 pulgadas que tiene instalada en labores de riego de cultivos de tomate de árbol, lulo y granadillo y para lagos piscícolas. Además, le ordena al difunto, realizar el aislamiento de la misma fuente a no menos de treinta metros en una extensión de cien metros.
La CAS procedió a corroborar la denuncia, por solicitud de la Secretaría de Agricultura de la municipalidad, por queja de Gustavo Ávila Lancheros. La Corporación
ordenó inspección con un funcionario contratista, quien visitó Alto Jarantivá y
-el supuesto predio del difunto-, acompañado por el presidente de la Junta
comunal de Quebrada Negra y presidente de ASOLAGUNANEGRA, John Velandia Torres;
y los pensionados de la policía: Víctor Julio Pinzón y Víctor Ávila Lancheros,
residentes en la vereda Jarantivá en los últimos cinco años, según consta en la
misma resolución del requerimiento.
Uno de los deudos del finado fue notificado de la determinación de la
CAS-Vélez. En el tiempo estipulado por la ley, el hijo del enterado presentó
recurso de reposición a la resolución, con los siguientes argumentos: 1. El
requerido, está muerto hace 11 años. 2. El finado no tiene predios rurales
cercanos a la quebrada Azahares. 3. El proteger una fuente hídrica a 30 metros
al lado y lado, es obligatorio para el quejoso y los testigos cuyos predios, si
lindan con el humedal la quebrada la Honda. 4. El periodo de siembra y cosecha
del lulo, tomate de árbol y granadillo, no es mayor a cinco años y el notificado
murió hace 11 años. 5. Los testigos en la inspección ocular y el quejoso, al
sindicar a un muerto, están encubriendo a alguien, a algunos vecinos, y a ellos
mismos. 4. Los mismos, engañaron a la funcionaria de la Corporación, quien no
verificó técnicamente las coordenadas del yacimiento de la quebrada Azahares confundiéndose con el humedal donde brota la quebrada la Honda que no está aislado en los tres predios, en cuyo vértice, brota la fuente de agua que
tributa a la quebrada Agua Blanca.
Abogados del notificado iniciarán proceso penal contra quienes actuaron
como testigos en la visita técnica de la CAS y contra el quejoso. Igualmente, contra
la Corporación, si ésta, no hace nueva inspección para corroborar la certeza de
los argumentos del recurso de reposición, y sanciona a quienes-supuestamente- contaminan
y desvían aguas de la quebrada Honda afectando el normal recurso de la fuente hídrica.
domingo, 12 de junio de 2022
El paladín
Conocía los desechos, senderos, caminos y carreteras para acceder al reducido casco urbano de las ruinas de la estación del tren de Providencia. Los había transitado siendo niño para visitar abuelos maternos y tíos -comentaron quienes lo distinguieron y se enteraron de sus escondidas andanzas. Para no dejar rastros en su fuga, escogió una ruta para sumarse -desapercibido- en la clausura del evento deportivo del grupo juvenil y del bazar de la acción comunal para mejoras en la escuela del lugar. Seleccionó la ruta más corta y con penumbras para abandonar el poblado -por la abandonada ruta del tren que no regresó en 1.976-, la zona y el departamento en una flota intermunicipal para esfumarse entre las casuchas asentadas en uno de los cerros poblados de Soacha, Cundinamarca. Años despues, transitando por una de las empinadas y escarpadas calles de uno de los improvisados barrios, cayó sin resuello, por medio similar a los que usó, siendo borradas sus huellas en algún expediente judicial del pais del Sagrado Corazón.
El
balón de microfútbol fue remplazado por la cerveza para calentar los ánimos de
los vecinos que se juntaron con los jugadores y comunales bajo las carpas que
guarecían las ollas, las escasas mesas y sillas plásticas en donde celebraban
el encuentro veredal y se escuchaban opiniones y percepciones sobre el auge del
conflicto armado y las propuestas del exgobernador de Antioquia, aspirante a la
presidencia y los proyectos del joven alcalde recién de origen liberal que tambien
fue elegido como otra opción a la enraizada en la municipalidad para administrar
la cosa pública vista como un fortín político familiar.
El
esbirro no tenia afán. Era calculador y relajado. Llegó al escenario del bazar
en las postreras horas del día 9 de septiembre de 2001. Ya tenía identificada
el objetivo. Ya había escogido el lugar y el momento de cumplir la misión por
la cual había recibido otra paga. El lote donde se construyeron las seis aulas
en tres bloques de un piso en 1.964 con ayuda de la Alianza para el Progreso que,
entonces acogieron a más de 150 niños de seis veredas circunvecinas, solo ha
tenido un portón metálico de dos hojas. Es el único acceso a la zona escolar.
El
objetivo, un joven estudiante de especialización de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de
Tunja, creada e instituida por su admirado General Rojas Pinilla, cuando dirigió
la junta militar, luego de un golpe de Estado al conservador nazi, Laureano
Gómez. El militar se posesionó el 13 de junio de 1953 y fue derrocado -despues
de diez dias un paro nacional-, por los partidos liberal y conservador, el 13 de
mayo de 1957. El marcado, el coordinador de los grupos juveniles católicos de
la parroquia Santa Bárbara, el fundador del “Movimiento Renovación puentana”
con el que aspiró al concejo en 1.997 y le faltaron votos para ser elegido. Se
convirtió en concejal en el 2.000 -en ese entonces el periodo era de tres años-
y empezó a ejercer el 1º de enero de 2.001 siendo alcalde Yury García, el
ciudadano que instauró la celebración del 8 de mayo como el día comunero para recordar
la 1ª victoria comunera en 1.781 en esa localidad cuando los comuneros, sin
quemar un tiro, atajaron a la guardia real española y la devolvieron a Santafé
para notificar al Virrey español de las demandas de los caminantes . El nacido
en la vereda Páramo, había logrado
terminar la primaria en la escuela de Quebrada Negra perteneciente a la vereda Páramo, cercana dos kilómetros de la casa de cuatro aguas en donde había nacido
junto con sus diez hermanos-ocho mujeres- y obtenido el grado de bachiller
técnico en la Industrial Francisco de Paula Santander asentada en la playa del
rio Sarabita del casco urbano donde nació el extinto músico Lelio Olarte Pardo,
muerto 61 años antes. Estaba terminando al carrera de Administración de Empresas en la UPTC, titulo que fue entregado a la esposa, luego del vil asesinato.
El
seguidor, vestía de negro con chamarra azabache. Usaba cachucha negra y un
poncho de igual tonalidad. Calzaba tenis Croydon azules y llevaba consigo un
bordón de algarrobo seco al calor del fogón con brincho ajado por agua y barro
de los caminos abandonados por las recuas de mulas y jinetes sin zamarros y
fuete. Sus ojos de búho escudriñaban en la oscuridad cualquier movimiento
humano para evitar ser observado, sin perder de vista el portillo por el que
tenía que salir el concejal, patrocinador del campeonato juvenil y propiciador
del bazar pro-fondos escolares. Sentado una veces en los barrancos, otras
caminando alrededor del campero, pensaba en su padre descolgándose a la cuarta
edad que no ejerció la disciplina con la que crio a los hijos mayores del primer
matrimonio décadas atrás borradas por las lluvias deslizadas a las negras aguas
de la quebrada la Negra. Pensaba en los sufrimientos de su joven madre que no
tenía ni idea donde estaba y en que andanzas caminaba en su mocedad incierta. Ella
estaba contenta con su pobreza-pensaba- pero yo, no seré uno más de los mismos -se
retaba. Una cosa es ganarse el jornal recogiendo guayaba, cortando y arrimando
caña, tirando azadón, y otra, ganársela fácil apretando el gatillo. -Lo tenía
muy claro. Igual de claro tenía los puntos en donde debía disparar con calma y precisión.
Con tres tiros bastaba para cumplir la tarea; el resto de la carga es prevención
para evitar sobresaltos, en caso de defensa-pensaba mientras acariciaba nervioso
la pistola que siempre quiso tener y mostrar entre los chicos de la escuela en
donde estudio a unos 30 kilómetros donde se encontraba. La misma arma que ya había
estado en uso en la vía a la vereda Delicias en la que cayó otro líder del partido liberal, el joven, Mario Reinaldo gerena cuando partía de la
casa de sus padres al trabajo en el casco urbano.
El
concejal, un empleado del Banco Popular de la oficina de Puente Nacional, padre
de dos niñas y un varón, revisó su Victorinox fieldForce portado en la mano izquierda.
Marcaba las nueve pm. Es tarde -pensó- es hora de regresar a casa -decidió- la
familia lo estaría aguardando. Empezó a despedirse de cada uno de los conocidos
con quienes compartía unas cervezas. Lo hizo con un abrazo, un cruce de manos y
un agradecimiento por confiar en él como vocero de la región en el Concejo Municipal
y líder del "Movimiento de renovación puentana". No aceptó que lo acompañasen
hasta el carro. Se encontraba en sus cabales. Las docena de cervezas no le habían
hecho efecto, pues había contrarrestado el alcohol con un suculento piquete con
gallina y carne asada en el mismo lugar donde estaba departiendo con seguidores
de la “Movimiento Renovación puentana”.
Salió
sin preocupación. Solo pensando en manejar despacio de regreso al poblado. En
su mano derecha portaba una bolsa plástica, y en ella, un suculento piquete
abrigado en hojas de plátano para sus pequeños y adorable esposa a quien enamoró
siendo niña y la desposó 9 años despues de un noviazgo juvenil. A la mano izquierda, pasó el presente y con la derecha buscó la llave en el bolsillo. Se dirigió al
automotor cobijado por la oscuridad. Desde ella, le sorprendieron tres fogonazos
que se apagaron en su tórax. Intentó trancarse en el chasis del carro, pero se
desplomó sin poderlo evitar. Cayó como una guayaba bajada con un garrotazo.
Sintió intenso dolor. Su respiración se agitó. Le escaseaba el aire. Quiso
gritar, pero la voz se esfumó dentro de sí. Pensando en ella, quiso avisarle
con un beso que la amenaza se había cumplido, pero sus pensamientos se
esfumaron sintiéndose amado por la única chica que amó y con la que está
eternamente.
Los
disparos esparcieron a los asustados. Los curiosos salieron a verificar que había
ocurrido; entre ellos, quienes departieron con él la ultima hora de su vida como
líder juvenil. Lo encontraron en el piso sangrando y sin conocimiento, pero con
respiración. Con premura consiguieron una camioneta y lo trasladaron con afán al
hospital Integrado San Antonio de la localidad. Su novia eterna, guarecía a los
hijos a una cuadra del centro hospitalario. Un joven del grupo juvenil de Providencia, golpeó la puerta con insistencia. La profe, dormida, soñaba auxiliando a un alumno herido nadando en
un charco de sangre. Se levantó presurosa. Abrió la puerta. La noticia la embriagó
en llanto, dolor y desespero. Se vistió en un santiamén y salió presurosa al hospital.
La enfermera que atendía al herido le informó que no había algodón, ni jeringas,
ni un bisturí para prestar atención médica. Ni la ambulancia tenía gasolina para el traslado a Vélez. Ella regresó a la casa por dinero, luego corrió
tres cuadras abajo a la droguería de Gabriel Murillo, el boticario amigo de
todos en la región y disponible a cualquier hora, quien se solidarizó con la
profe, y agregó al pedido, medicamentos
para atender al herido. La profe de Muralla -escuela donde laboraba- regresó en
un santiamén al centro hospitalario. El adalid había muerto.
Fue el promotor inicial de las cabalgatas en Puente Nacional. En este registro lo acompañan hacia Santa Sofía, los caballistas: Arístides Contreras(q.e.p.d.), Agapito Castro, Miguel Sanchez(q.e.p.d.), y 4 jóvenes de Jarantivá. A la derecha, Rafael Pineda Gómez acompañados por tres mujeres amantes de los caballos.
La
victima, hizo honor al nombre de su padre, Juan, quien fue un líder religioso y
comunal, misericordioso y servicial, adoptado por un par de ancianos campesinos
de la vereda Montes que le conservaron el apellido. El apellido Pineda. El caído,
hermano de ocho damas recordadas en la comarca como las bellas blancas por su
piel y cabello pardo. Cinco de ellas con profesión, pedagogía. Hoy, Juan, ronda
un siglo de vida. Las nuevas generaciones no saben que él fue un promotor de
los rosarios a la Virgen en cada hogar para recaudar dinero para levantar el
templo de Quebrada Negra y la construcción de la escuela del mismo lugar donde
el adalid cursó las primeras letras.
El
líder social, gozó de una madre amorosa, trabajadora; partera y sobandera, horneadora
de las mejores almojábanas de la comarca, quien asumió el hogar, mientras el
marido, Juan, se fue a Venezuela a trabajar sin descanso para lograr educar con
el bachillerato a seis de los hijos, comprando una casa esquinera en la vía del
acceso antiguo a Puente Nacional paralela al rio Suárez, en la que Teresa
organizó la panadería y cuidó de sus hijos, alternando su labor con los
servicios en la parroquia como apóstol seglar.
En la casa de adobe con teja de barro posada en una planada a menos de cien
metros del lecho de la quebrada Jarantivá, sombreada por un par de pinos, signo
de los Pineda que allí vivieron, se deteriora lentamente arrugada por los
vientos de agosto y mojada por las lluvias de abril y mayo que hinchen la
quebrada que surte de agua a más de mil familias puentanas, sin que a la fecha,
ningún burgomaestre se empeñe en comprar los dos predios en donde brotan humedales que conservan el origen de esta fuente hídrica que nutre a la
quebrada Aguablanca para embellecer la cañada en la que asentaron el histórico Hotel
Agua Blanca, construido en la dictadura del general Rojas Pinilla en la década del
cincuenta del siglo XX.
En
el lapso que fue eliminado el adalid -por usar la palabra dicha y pensar
diferente a los incrustados en el poder local-, cayeron en iguales circunstancias
y motivo, los hermanos: Siervo Tulio y Samuel Gamboa Supelano en Sabaneta - vereda
Montes- y Mario Reinaldo Gerena, en la vereda Delicias del mismo municipio de
la guabina y el tiple. En el libro. “Tras
las huellas del maestro”, el sacerdote Benjamín Pelayo, promotor de la
pastoral juvenil diocesana, en ese entonces, narra que por igual causa -usar la
palabra ducha- cayeron bajo las balas defensoras del estatus quo: Jacinto
Quiroga en la vereda Guayabal de Bolívar; una familia fue asesinada en la vereda
Alto Nogales de Sucre, salvándose tres niñas que estaban en el aljibe trayendo
agua para el consumo doméstico. Las niñas fueron acogidas por Ben posta,
organización no gubernamental que les brindó estudios universitarios. El mismo sacerdote, y el hoy, sacerdote Fredy Gamboa natural de Providencia y que ejercían su misión pastoral
en la parroquia de Puente Nacional, debieron abandonar la Diócesis para
salvaguardar sus vidas. Mientras transitaba entre Puente Nacional y Barbosa,
Pelayo fue advertido con una llamada telefónica, que lo estaban sesteando para
eliminarlo del camino de la doctrina social de la Iglesia. No tuvo la misma suerte el misionero secular
José Antonio Beltrán-un gigante en miniatura-, ultimado y martirizado en la vereda
Cucuchonal del municipio de San Ignacio el 2 de octubre de 1.991 bajo las balas
de una célula de las Farc, por asistir litúrgicamente a campesinos de veredas
patrulladas por los tiznados de San Bosco de Laverde, en igual servicio
pastoral a los habitantes de veredas controladas por la misma guerrilla. 32
años despues, el padre Beltrán es considerado un mártir de la paz y se está
aunando información para declararlo beato de la paz.
Varios jóvenes campesinos veredales, familias campesinas y profesionales simpatizantes del movimiento de "Renovación Puentana", debieron abandonar la municipalidad para preservar sus vidas. Entre los profesionales, la abogada y ex-personera, María Luz Rozo González, oriunda de la vereda Páramo y su esposo, construyeron patrimonio y se desarrollaron exitosamente en una ciudad capital fuera de Santander.
Según
a JEP desde 2.016 luego de firmar los acuerdos de paz en Colombia, a la fecha,
se han asesinado 904 lideres sociales, personas que usaron “la palabra dicha”
en sus comunidades. Las estadísticas registran que en Colombia se han asesinado
a 163 personas cuyo medio de trabajo fue “la palabra escrita”. 163
periodistas que usaron la palabra para denunciar. En menos de 70 años, he leído
en la prensa, el sacrificio de más de un millar de adalides cuya única espada
fue la palabra: “La palabra dicha” y “La palabra escrita”.
Un
artesano de la palabra refiriéndose a ella, un mes antes del martirio del padre
Beltrán, escribió: “Ella es vida o muerte; es materia o espíritu; es verdad
o mentira; es propia o ajena; es rica y pobre. Se puede prestar o vender; es
todo y es parte; es libre, pero puede encadenarse; es arma o escudo; es bella o
inmunda; es Dios o demonio… ¡Es la palabra¡”.
San Gil, junio 13 de 2022
Nauro Torres Quintero
A LA MEMORIA DE RAFAEL PINEDA GÓMEZ
Con las palabras entrecortadas que produce este vil asesinato, presento este saludo en nombre de la comunidad universitaria Upetecista de la facultad seccional Chiquinquirá que siempre fue su casa, su lugar, su campo de encuentro con la vida y la palabra.
A su familia y a sus compañeros de trabajo, al pueblo de Puente Nacional que lo vio crecer, estudiar y defender las causas justas, estas palabras solo alcanzan a llevar una pequeña parte de nuestro afecto.
No alcanza el dolor para lamentar la perdida de Rafael, el estudiante, el hombre que con su serenidad y responsabilidad universitaria convocó a la comunidad académica cuando se hizo necesario contribuyendo para que ésta recobrara su unidad institucional y el orden que reconoce la legitimidad del reconocimiento volviera a su lugar, al justo lugar en donde solo puede habitar el debate y la palabra.
No alcanzará el dolor, ya lo sabemos para encontrar respuesta que colocaron los asesinos en sus armas. No nos alcanzará el dolor para lamentar la partida inesperada de Rafael, menos las balas en complicidad con las mismas oligarquías que Gaitán condenara hace 80 años, siguen llevando su barbarie a los campos y veredas donde la voz de los que luchan se levantan en justicia.
miércoles, 8 de junio de 2022
El capitán capotera
Nació el día y hora
que empezó el bogotazo en una bahía camino al morro en el seno de una familia
que alternaba la siembra de papa con la ganadería de leche y la atención a los
campesinos que trepaban o descendían por el camino que unió a Puente nacional
con Saboyá.
Para cursar la primaria, caminaba cada día 10
kilómetros. Fue el segundo en una familia con 6 hijos que perdieron al
padre, siendo niños. En cien años, fue el único del territorio que cursó la
carrera militar y alcanzó el grato de capitán. Fue llamado a calificar servicio
por no tener vara en la jerarquía militar.
Remplazó el sable por
la macheta; el fusil por el azadón; la munición, por las semillas; el bastón de
mando, por el rejo; la cachucha militar, por el sombrero de fieltro; las botas
militares, por La macha; la alimentación en los casinos, por la caserita;
las fiestas sociales, por las reuniones de la Junta Comunal; la ciudad, por el
campo; el morral militar, por una capotera; la ostentación militar, por la vida
apacible del campo.
Era flaco como un
garabato; alto como un vástago de plátano tocaimero; Tenía nariz de estribo
español; y hablaba mojando las palabras como notas de un saxofón. A pie trepaba
a las carreritas y bajaba con afán: A caballo tomaba el camino como si fuese el
desfile militar. Y en carro, saludaba a quienes encontraba a su paso como si
fuese rey de carnaval.
Perteneció al
batallón de ingenieros del Ejército Nacional. Su ejercicio militar se reflejó
en las carreteras, puentes y alcantarillas que contribuyó a abrir y construir
para conectar a los marginados campesinos con los cascos urbanos municipales.
Siendo teniente efectivo fue comandante de reclutamiento, facilitando la
libreta militar a quienes hablaban con la sencillez de un nacido en el campo.
Finca la Esperanza, vereda Páramo. Esta a la vera del camino indígena por el que treparon los comuneros en 1.781 rumbo a Zipaquirá. Aquí nació y murió el militar.
En uso de buen
retiro, regresó a vereda Páramo, donde nació. Acompañó a Zenaida, la madre y veló por sus
hermanos menores. Retomó las costumbres productivas del padre que perdió siendo volantón; implementó la división de potreros para aumentar la carga bobina y
amplió el área de pastos para mejorar el ingreso de la pensión con los ocasionales
ingresos por ganadería y papicultura.
Se juntó en la acción comunal veredal y contra
viento y marea, abrió carretera con su propio peculio hasta predios lindantes a
los del terreno de sus ancestros conectando la región con la vía a Peña Blanca
y la carretera central para facilitar la movilidad con la capital del pais por Robles.
Con el contacto de
Alberto Segura, lograron del alcalde Yuri García, de origen liberal, una góndola
de las usadas por el tren de oriente, sobre la cual, el capitán calculó y dirigió
la construcción de puente sobre la quebrada Jarantivá facilitando la conexión
con otras veredas y Boyacá, por el paraje sabanetas.
Los vecinos del
camino, al mirarlo descapotando, terraplenando y cuneteando para la carretera,
corrían las cercas de alambre imaginando que los carros treparían como vacas en
manga. Y el capitán, en el mantenimiento de la carreteable, levantaba los
estacones, hasta que los propietarios, comprendieron la pertinencia de la vía
para el transporte automotor rural cuando fueron las mujeres las que empezaron a
salir a los convites comunales.
Con los años, la vía
fue conectada con la 45A. Más luego, usada por empresas de gas y petróleo y en
medio de conexión con Boyacá y Bogotá.
Pedro fue su
nombradía y Alarcón su impronta de cuna. Nunca tuvo carro, pero los vecinos, y
otrora enemigos de la carretera, son los únicos con automotores años despues.
Al capitán lo
recuerdan en el territorio porque el uniforme y las armas no le quitaron la
sencillez y don de gentes. Ni el uniforme, ni las armas usó para ejercer
dominio del otro. Ya a pie, ya en carro, el capitán Alarcón siempre terció su
capotera, ya con el mercado, ya con las pertenencias.
El capitán, se
infartó una oscura y lluviosa noche de abril, en la misma fecha que nació. Sus
hermanos gestionaron para que algún locomotor viniese por él para llevarlo al
hospital más cercano. Ningún vecino se ofreció a prestar el servicio. Murió
sobre las tres de la madrugada en la habitación que lo acogió en su existencia
campesina.
Los campesinos no lo recuerdan por el trazado
de la vía y cálculo del puente sobre la quebrada Jarantivá, ni por su aporte
pecuniario para trazar la carretera, pero sí, como el capitán capotera, un
militar que murió en el 2.008 con la tristeza que muere un soldado que sirvió a
su patria y se fue con su honorabilidad y patriotismo al pais del olvido.
Jarantivá, Junio 8 de
2.022
martes, 24 de mayo de 2022
Pactaré, pactaré: Poema de Nauro Torres Quintero
209
24/05/2022
Puedo
pactar
con
la luna, una noche sin estrellas,
con
el sol, un día sin rayos solares,
con
el mar, una noche sin olas,
con
la tierra, amaneceres sin auroras,
con
el viento, brisas sin rostros.
fotografía del maestro Domingó
Puedo
pactar:
con
los indígenas del amazonas,
con "los nadie" de Colombia,
con
los desplazados de sus ranchos,
con
los guerrilleros amnistiados,
con
las mujeres del burdel.
Pero
no nunca pactaré:
con
flecheros del ser,
con
piratas del ciberespacio,
con
infanticidas y feminicidas,
con mosén que se escuda en Dios
para doblegar al otro,
con
arcabuceros de la otredad.
Nunca
me reconciliaré :
con
fusileros de sus hermanos,
con e cocidas, feminicidas e infanticidas,
con
aprovechados de los dineros públicos,
con
desmemoriados de los falsos positivos,
con
despojadores de las tierras campesinas,
con los tierreros que estafan
desplazados en la ciudad,
con
los que desprecian a los nadie,
con
los que usan la violencia para gobernar,
con
los que siembran injusticias para gobernar.
Pacto
con los seres de buena voluntad:
con
las personas que siembran equidad,
fraternidad,
igualdad, justicia y solidaridad;
pactos con los humanos que siembran hermandad.
lunes, 23 de mayo de 2022
El retrato de la tatarabuela
El viejo relator de historias murió a los 88 años
en una cama de hospital extrañando su estera de papelón, a su perro capitán, al
camino por donde anduvo sin descanso y sin final. Murió en la capital a donde
lo llevaron buscando una cura de un mal que no tenía cura porque el cáncer
viajaba cauteloso en cada gota de sangre que irrigó sus brazos atenazados y sus
piernas de can acosado por los años.
No murió en el lugar que siempre quiso morir. Una
pieza de adobe y techo de caña atada con cuan sobre unas tablas de pino
acerradas con su serrucho cuatro manos, herencia del abuelo que nunca conoció y
del padre que solo recordaba vagamente, pues solo tenía 4 años cuando lo dejó
junto a su hermano, el mayor cuando despuntaba los 24 años.
Por años añoró tener una fotografía de su padre,
Miguel, para imaginar el rostro de quien lo engendró. Ya era volantón cuando
murió su abuela, Ana Rosa Gómez. Al fiado logró que su prima, Trinidad, le
hiciera una fotografía al rostro de los restos mortales de su abuela paterna, Ana
Rosa.
El retrato lo mandó enmarcar en madera de zapan.
Inicialmente lo colgó en la pieza que fue su refugio de joven, recamara marital
y la pieza en donde parió por primera vez su enamorada, Custodia; una boyacense
de rostro angelical, pelo cuchumbeado y un genio irascible.
El rostro de la muerte fue el retrato principal en
la sala de su casa que construyó adobe por adobe con su eterna novia en la que
pasa el mayor tiempo su Custodia que rondó los 90 años para reencontrarse con
su viejo, el viejo relator de historias.
Las mujeres viven más años que los varones; pero
Custodia dobló el promedio nacional. Fueron 15 años de viudez solitaria
masticando los recuerdos de su viejo, sus espacios, sus construcciones
materiales e imaginarias.
El rostro de Ana Rosa yaciendo en un ataúd es la
fotografía de la muerte. El pelo ya no lo es; semeja un ovillo de fique sin
cardar. Los surcos de la piel esconden la vanidad del existir. Los parparos
apagados esconden la miseria humana. Las pestañas de la vieja revelan lo banal
de la belleza facial. Las fosas nasales semejan, los misterios de la vida. El
angulado ataúd en el que reposa el rostro de la tatarabuela recuerda al
observador lo limitado que somos en el universo. Hoy somos, mañana no seremos.
Eco posada La margarita, diciembre de 2.021
Gilberto Elías Becerra Reyes nació, vivió y murió pensando en los otros.
¡ Buenas noches paisano¡ ¿Dónde se topa? “ En el primer puente de noviembre estaremos con Paul en Providencia. Iré a celebrar la...
-
“El amor no se mira, se siente , y aún más cuando ella está junto a ti”. Pablo Neruda Nauro Torres 2.021 Amándote amanecí, contigo soñé; ...
-
¡ Buenas noches paisano¡ ¿Dónde se topa? “ En el primer puente de noviembre estaremos con Paul en Providencia. Iré a celebrar la...
-
La huella que dejó en los feligreses de numerosas parroquias de la Diócesis de Socorro y San Gil, son imborrables. el rastro que ha dejado ...